jueves, 22 de mayo de 2008

microsafari 1


en el estuche vacío de los cubiertos que le regalaron en su comunión construyó un hospital para hormigas. minuciosamente las malhería para ingresarlas en él. sobre la seda gris abultada las dejaba reposar agonizantes. de entre todas, eligió a una y la bautizó con un nombre absurdo que había leído en el envase de una toallita refrescante de hotel. sabía diferenciarla de las otras cuando se asomaba a observarlas, esperando ciertamente encontrarlas mejoradas. pero iban muriendo, o por las magulladuras o de pura asfixia dentro del estuche de cubiertos. el día que murió aquella que era su preferida, arrojó a las supervivientes restantes por el balcón y nunca más volvió a jugar a eso.

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