jueves, 4 de marzo de 2010

la brechita



















déjenla pasar
que lleva un corte tan pequeño
que ni se ve
y desde él va hablando como un ventrílocuo
increpando a los vecinos:
que los odia dice,
que los odia;
abran paso que no sangra,
que ni gime tan siquiera,
no, no,
se está riendo
con una risa despiadada de gaviota
y pregunta si es que el cuerno
les queda un poco lejos,
y muestra sin vergüenza
la abertura
por la que le emanan las iras
subcutáneas.

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