lunes, 17 de agosto de 2020

(caliente, caliente, como el agua de la Fuente)

¿Dónde estás, Federico?

En mi pequeño desvarío de amor, así me digo que dices:

 

 

Varados en agua negra,

mi esqueleto plateado

y una astilla de muleta.

 

Del bosque de la ortopedia,

por la raíz a lo hondo.

 

En la fosa embarrancada

de crepúsculos y cerros,

soy dos mil ojos y lenguas.

 

Susurro y luz por las ramas,

del sedal tirante al cielo.

 

En añicos de mí, fértil suspiro,

vuelvo a la flor que me espera. 



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