domingo, 12 de noviembre de 2017

Y nadie vio el tiritar de sombras
























Creía ser mirado. Le angustiaba la suposición constante de unos ojos observándole.
Decidió marcharse donde nadie pudiera verle, pero la impresión de ser vigilado le acompañó.
Una noche se presintió a sí mismo, pequeño, en el cuarto vacío donde se encontraba. Su aquel niño le miraba como sin párpados.
—Lo siento —se dijo—. No puedo ir a salvarte allí donde esperas mudar al hombre que aquí se sabe fantasmal. 


No hay comentarios: