lunes, 10 de mayo de 2010

dádiva celeste

para mí la fiebre que escalda los ojos,
la ruina de saberme nimio allí
donde por una vez quise ser inmenso.
que no puedo, digo con la boca en llamas
a todo el que se cruza
siguiendo un rastro de queroseno.
para las noches de terror insomne,
una manta que levante un humo de palabras,
una solapa tiesa que llenar de agallas,
del cielo, nomás su purulencia atroz de hervidero negro.



marlon omar coyopay

1 comentario:

Anónimo dijo...

ay marlon omar
ay el queroseno y sus rastros
ay la ruina de saberse nimio

beso de buenos días